Cierto día, estaban en el bosque un caballo y su pequeño
potrillo, a los que les gustaban de correr sin rumbo fijo, solo
por el placer de sentir el cálido aire sobre sus cabezas.
Padre e hijo disfrutaban mucho de estas carreras y el compartir
sus conversaciones que tanto bien hacia a ambos, siempre tenían
pláticas de lo más amenas y realmente existía una comunicación
constante entre ellos.
Una mañana, salieron como era su costumbre a correr, estaban muy
felices porque era un día espléndido, cuando de repente el
pequeño caballo tropezó y cayó rodando, su padre se detuvo de
inmediato volviendo sobre sus pasos para ver que le había
sucedido a su pequeño hijo.
Se acerco a él para averiguar si se encontraba bien, y el pequeño
no lograba levantarse, muy asustado le dijo a su padre:
Siento que no podré volverme a levantar, me siento muy lastimado
de una pata.
Hijo, debes levantarte, acaso ¿Te has roto algo?- Padre,
le dijo el caballito, creo que no me he roto nada, sin embargo,
un caballo nunca se cae y cuando lo hace, le resulta sumamente
difícil levantarse.
Hijo, estás equivocado, algunos animales como nosotros
caen, pero vuelven a levantarse y tu te levantarás, porque tu no
tienes nada roto, tu voluntad hará que te levantes y vuelvas a
caminar y a correr como siempre lo has hecho, no permitirás que
tu mente te haga tomar una decisión equivocada, creyendo que
porque has caído no podrás levantarte, además, yo te ayudaré
a hacerlo, porque yo precisaré de tu ayuda, cuando caiga y
necesite levantarme igualmente.
Pero padre, ¿cómo podría yo ayudarte a levantar si soy
tan pequeño?
Hijo no se necesita fuerza física para dar esa clase de
ayuda, solo se requiere un gran amor, esa es la clase de ayuda
que necesitamos, sentirnos apoyados por nuestros seres más
queridos, y yo te amo mucho y por esa razón te digo que te
levantes, porque todavía tenemos muchos caminos que recorrer
juntos.
Y nuestro pequeño caballito, se levantó, se sacudió el polvo,
empezó a caminar junto a su amado padre y pronto empezaron a
correr como era su costumbre.
Caer esta permitido. Levantarse es una obligación
Más cuentos populares españoles