
El Sol y la Luna eran dos enamorados, su amor no tenia
límites pues era en esencia puro.
Era tan grande su amor que era absolutamente maravilloso, extraordinário.
Y fue así como Afrodita, la diosa de la belleza y el amor, sintió
celos, deseando poder sentir tan grande amor.
Y entonces Adrodita se presento
frente al Sol, con toda su belleza, haciendo gala de su máximo
poder de seducción, poder tal que ninguna mujer puede manejar
también como ella.
Pero ante la sorpresa de Afrodita, el Sol le dijo, -
mi señora se que sin duda usted ha de ser la mujer más bella que
existe y su dulzura mayor que la de cualquier ser mundanal.
Pero mi corazón solo es de la Luna, mi amada esposa, pues para mi
ella es la más deseable más que el oro puro. La Luna es para mí como la miel que destila del panal.
Entonces Afrodita indignada al no poder tentar al Sol y darse
cuenta que su amor superaba incluso a los dioses, ordenó separarles para siempre.
Y así mandó al Sol salir solo de día y a la Luna de
noche y de esta manera núnca se encontrarían y ese amor se agotaría.
Sin embargo, dicho amor nunca se terminó y un buen día llego la
bendición de Zeus, el cual quiso apiadiarse y no pudiendo deshacer la orden de
Afrodita, le dio una posibilidad, y le dijo al Sol que cuando
quisiere ver a su amada debía esforzarse al máximo y entonces
podría ver el borde del rostro de su amada.
Desde entonces en los días cuando la temperatura es alta, es que el
sol brilla con toda su intensidad y se puede ver la
silueta de la Luna en horizonte y el Sol quiere mirar desde lejos a su
amada Luna.
 
Mitos
y leyendas
|