Un gato ataco a un gallo con la intención de matarlo, pero
como no tenía ningún motivo para hacerle daño, comenzó a
acusarlo de la siguiente manera:
sabes que eres un animal que
grita mucho, con la voz aguda que tienes, despiertas a los que
duermen tranquilamente por las noches.
El gallo defendiéndose dijo: No hago ningún mal a nadie, más
bien, hago un favor, ya que mi canto sirve como un despertador
para los que tienen que levantarse temprano.
El gato siguió
acusando al gallo, diciéndole que era un mujeriego, cuando otros
animales solo tienen una pareja.
¿Acaso yo tengo la culpa de eso? No ves que el amo me ha puesto
aquí también para multiplicar a los míos.
El gato no conforme con todo, dijo: Basta ya, no me convence todo
lo que has dicho, y en eso se lanzó sobre el gallo y lo mato.
Cuando la razón y la justicia son reemplazadas por el afán de hacer daño, nada puede cambiarlo